Ciertamente no es justo que empiecen a salir arrugas cuando todavía tenemos brotes de acné. A los 30 años, lo más probable es que deseemos comenzar a usar cremas para prevenir las arrugas y para hidratar bien la piel, ya que a esta edad la piel empieza a perder su capacidad para retener el agua. Se trata, pues, de una edad difícil.
Es bueno usar un limpiador que sea también hidratante, para limpiar con suavidad la suciedad y el exceso de grasa aportando lípidos, que son grasas esenciales para que la piel retenga el agua y mantenerla saludable.
Un arma muy poderosa para combatir los signos del envejecimiento es usar a diario un protector solar con por lo menos un SPF de 30. Esto lo podemos combinar con un sérum antioxidante que podemos aplicar antes del protector para que nos ayude a minimizar las manchas. El antioxidante añade otra capa de protección frente a los rayos UV.
La ventaja con la que contamos muchos de los tratamientos antiarrugas son buenos para luchar contra el acné. Algunos productos de exfoliación suave nos permiten librarnos con suavidad de las células muertas para evitar que se obstruyan los poros, y una combinación de ácido salicílico con retinol nos permitirá mantener una piel joven y libre de acné.
De hecho, los retinoides son uno de los mejores productos para luchar a la vez contra el envejecimiento y el acné. Ayudan a suavizar las líneas finas y las arrugas, exfolian la superficie de la piel y disminuyen la intensidad de las machas cutáneas.
Con la edad, la piel pierde la capacidad de repararse a sí misma y, junto con los tratamientos tópicos, es importante que introduzcamos antioxidantes en nuestra dieta y asegurarnos de que consumimos las cantidades adecuadas de vitaminas C y E.
Actualizado el 2020-11-09